25 sept 2010

Reserva de la Biosfera Montes Azules
La reserva de la Biosefera Montes Azules fue creada en el año de 1978, se encuentra al noreste del estado de Chiapas en la región denominada Selva Lacandona, comprendida en los municipios de Las Margaritas y Ocosingo .

Su acceso es posible por la carretera fronteriza sur.

Se encuentra sobre plegamientos calizos cársticos del Cretácico, que forman una meseta hacia el noroeste y una sucesión de serranías descendentes hacia las cuencas de los ríos Jataté , Lacantún , Usumacinta y Tulijá . En la Meseta Lacandona existen complejos de lagos dolínicos , resumideros, multitud de cuevas y galerías subterráneas.


Fig. Mapa y descripción del área.

Descripcion General
En la Reserva de Montes Azules predomina el clima cálido-húmedo que de acuerdo con García (1988) se caracteriza por presentar una temperatura media anual superior a los 22_ C y una temperatura del mes más frío de más de 18_ C, con un régimen de lluvia de verano e influencia del monzón. La canícula se presenta durante la sequía interestival que se da en la temporada más húmeda, en la mitad caliente y lluviosa del año.
Bajo la influencia del monzón, la precipitación media anual es superior a los 2,500 mm. En el mes más seco la precipitación es de más de 20 mm y la lluvia invernal representa el 3.4% de la anual.
En la sierra de San Felipe, ubicada en el poniente de la reserva, el clima es semicálido, y en la porción sureste se encuentra el clima cálido-subhúmedo con lluvias en verano.
Los vientos dominantes provienen de la zona montañosa ubicada al norte de la mesa central de Chiapas. En esta sierra se forma una zona de alta presión, por lo que el viento se dirige hacia las zonas relativamente más bajas, a la zona de la reserva precisamente.
En la reserva predomina el relieve cárstico, derivado de roca caliza y de procesos endógenos que provocaron movimientos de tensión y compresión que plegaron y fracturaron los estratos y originaron montañas alargadas orientadas con rumbo general noroeste-sureste, separadas por valles intermontanos (ine, 1993). Además, existe un gradiente altitudinal que va de los 300 a los 1,500 m. La mayoría de las sierras son escarpadas y con cañadas de pendientes abruptas.

Existen tres tipos de topoformas: mesetas y valles, planicies y lomeríos, y relieve de origen aluvial.
Las mesetas y valles de origen calizo datan del Cretácico, cuyos estratos son generalmente plegados, cubren la mayor parte de la reserva y corresponden a la zona montañosa. Las planicies y lomeríos son de baja altitud, de la edad Terciaria.
El relieve aluvial se ubica principalmente en las márgenes de las corrientes hidrológicas, lo cual ha dado origen a valles y a la acumulación de suelos, localizados al sureste de la reserva.
La reserva forma parte de la región hidrológica denominada Grijalva-Usumacinta, la más extensa del país. Pertenece a la vertiente oriental de este sistema y se divide en cuatro cuencas: Usumacinta, Salinas, Chixoy y Lacantún.
El río Usumacinta fluye al este del área y sirve como límite internacional entre México y Guatemala. Es la corriente más importante del país por la cantidad de agua que transporta. La totalidad de la reserva se ubica principalmente dentro de la subcuenca Lacantún. Los cuerpos de agua más importantes de la reserva son las lagunas El Ocotal, El Suspiro y Ojos Azules. Las lagunas Miramar y Lacanjá, de mayores dimensiones, se localizan en la porción centro-oeste y noroeste de la reserva.
Los terrenos de la reserva forman parte de la unidad orogénica Meseta Central de Chiapas (Tamayo, 1990), compuesta esencialmente de areniscas, lutitas, margas del Plioceno y materiales ígneos. Durante el Plioceno, emergió un bloque con estratos horizontales que dio lugar a la mesa que se extiende desde San Cristóbal hasta Comitán.
La emergencia de las primeras tierras al sur y al este del área ocurrió durante el Paleoceno debido a los plegamientos del macizo central chiapaneco y de la cordillera de los Cuchumatanes en Guatemala (ine, 1993). El macizo central chiapaneco se desarrolló en forma paulatina desde el Paleoceno hasta el Mioceno. Este proceso provocó los escurrimientos de la paleocuenca del Lacantún-Usumacinta hacia la vertiente preatlántica.
En el Pleistoceno temprano se formaron los volcanes del macizo central Huitepec y Tzontehuitz, con lo que quedaron conformadas las cuencas de los ríos Grijalva, Usumacinta y Lacantún en forma muy similar a la actual (ine, 1993). Posteriormente, el azolve acarreado de los grandes ríos terminó de conformar las planicies del Marqués de Comillas, la Selva Lacandona y la llanura costera de Tabasco.
Los sedimentos marinos son arcilloso-arenoso-calcáreos y frecuentemente contienen invertebrados marinos fósiles y restos de vegetación terrestre; en terrenos ubicados al oriente de los ríos Usumacinta y Salinas se nota la existencia de caliza y dolomita del Cretácico, caliza del Mioceno y estratos del Plioceno y Pleistoceno antiguo, corres-pondientes a formaciones geológicas no marinas. Las formaciones geológicas del Cretácico medio son las que ocupan una mayor extensión y se componen esencialmente de calizas. En las pendientes y cumbres de las montañas se observan peñascos de caliza, grietas, agujeros, sumideros, cuevas y formas llamativas en la superficie debidas a la erosión.
Predominan los suelos de litosol en las áreas montañosas de la parte occidental de la reserva. Ahí las pendientes son abruptas, por lo cual no hay acumulación de sedimentos; la susceptibilidad a la erosión depende de la zona donde se encuentran y varía de moderada a alta.

En áreas relativamente planas predominan regosoles, luvisoles y vertisoles de colores negros a grises con alto contenido de materia orgánica. Finalmente, en las áreas más bajas de terrenos planos se localizan suelos más profundos, de texturas arcillosas. Estos suelos, por sus características topográficas, están expuestos a procesos de lixiviación, lo cual determina que sean ácidos. En las áreas donde confluyen los ríos, hay suelos aluviales, producto del arrastre y sedimentación.

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